Sentado al borde del mar:
Sentado al borde
del mar, acompañado de mis pensamientos y sentimientos, de mis recuerdos y
añoranzas, alguien se acercó a mí, de manera sigilosa e imperceptible, y sin
darme cuenta, como sin querer, me
pregunto que me ocurría; susurrándome palabras de ánimo y aliento.
Me decía que no
podía continuar así, que poco a poco me estaba destruyendo, que estaba dejando
escapar las pocas ilusiones y esperanzas que pueden dar aún sentido a mi vida.
“… levántate y
lucha” me grito susurrando, y a cambio secaré las lágrimas de tu rostro, con el
compromiso por tu parte de no derramar ni una sola más".
Siempre estaré
contigo, añadió, y si el dolor y la desesperanza hacen de nuevo presencia en tu
vida, no tendrás ni que llamarme, porque de nuevo estaré a tu lado,
susurrándote nuevas palabras de ánimo y aliento, y de nuevo secaré tus
lágrimas, pero esta vez las que te broten del corazón, solamente las que
merezcan la pena.
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